Impresión en 3D, una propuesta para 'democratizar' la fabricación de productos

En Ecuador, existen varios profesionales especializados en una tecnología que está presente de manera discreta, la impresión 3D.

La tecnología es uno de los ejes que, junto a la ciencia, impulsa el desarrollo de un país, en gran medida porque permite que actividades y procesos complejos se vuelvan un poco más sencillos. No nos referimos a la tan mencionada inteligencia artificial, sino a una tecnología que lleva años presente en Ecuador, aunque de una manera más discreta: la impresión 3D.

A nivel nacional no existen datos de la adopción de esta modalidad de fabricación, pero la investigadora de mercado Horizon Grand View estima que hasta 2030 esta tecnología crezca a una taza del 20% anual en América Latina, hasta ser un mercado de USD 5,4 millones.

A nivel mundial, las estimaciones suben y señalan que el sector estará valorado en USD 134.000 millones para 2034, según Precedence Research.

Fotografía referencial de una impresora 3D junto a piezas impresas con esa tecnología.

Zmorph3D/Unsplash

Zmorph3D/Unsplash

​Una búsqueda rápida en Google muestra cómo tanto en Quito como en Guayaquil, y el país en general, existen varias empresas dedicadas a proveer servicios de impresión y diseño digital en 3D para diferentes necesidades, así como puntos de venta de este tipo de impresoras o los insumos necesarios para materializar estas creaciones.

Es más, en 2023 Ecuador presumía de contar con el primer laboratorio de impresión 3D de metal en América Latina, mismo año en el que en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) se mostró Zule, un proyecto que permite la creación de prótesis mamarias personalizadas con este tipo de tecnología, y que todavía sigue vigente.

¿Cuánto cuesta esta tecnología?

Como referencia, imprimir un objeto con una resina SLA cuesta entre USD 0,75 y USD 1,45 más IVA por mililitro, dependiendo del tamaño de la impresión, mientras que en filamento plástico FDM el costo varía entre USD 0,20 y USD 70 más IVA.

Otros materiales que también se usan son: PLA, ABS, ASA, PET, PEEK y ULTEM, entre otros. Cada uno responde a diferentes necesidades de acuerdo a la durabilidad que se desea o a la resistencia al calor, entre otros factores.

Ahora, si es que una persona desea contar con una de estas impresoras, los precios superan los USD 600 y por lo general rondan los USD 1.500, e incluso sobrepasan los USD 10.000 en ocasiones, según se ve en catálogos de tiendas como SKP3D.

Vale, ¿y en dónde se ven estas cosas?

Si bien un primer contacto que se puede tener con este tipo de creaciones es en centros comerciales, donde hay islas que venden accesorios, figuras de personajes, juguetes o joyería impresos en 3D, el alcance de esta tecnología es amplio.

Muestra de esto es lo que se encuentra al ingresar al portal de Smart3DTec, de Guayaquil, que ofrece servicios impresiones artísticas, industriales, prótesis y hasta herramientas quirúrgicas.

En Quito, dos de los varios profesionales que se dedican a esto son Carlos Varela (con una empresa ya establecida) y Josef Miña (un joven que mantiene un emprendimiento enfocado a la parte automotriz).

El caso de Taiced3D y Carlos Varela

Carlos Varela es el dueño y fundador de Taiced3D, una empresa de impresión y diseño 3D ubicada en el Valle de los Chillos, en Quito.

Este ingeniero mecatrónico, que lleva más de 10 años en la fabricación digital, asegura que con los años ha logrado establecer una cartera de clientes que acuden a él principalmente por necesidades de tipo industrial.

“Los primeros cinco años fueron el reto más grande, porque había primero que educar para después vender”, recuerda Varela, al mencionar que en ese tiempo casi no había gente que estuviera familiarizada con esta tecnología.

Como ingeniero, su impulso en aquel entonces era explicar las cosas desde una visión técnica, pero pronto entendió que la clave estaba en traducir el lenguaje complejo de la tecnología a una propuesta útil, clara y viable para el contexto ecuatoriano.

Los usos más frecuentes

"Aquí en Ecuador lo que más se ha desarrollado desde el punto técnico es la parte automotriz, la restauración de autos clásicos, piezas o repuestos que ya no existen", explica Varela, pero uno de los sectores que ha recibida la impresión 3D con los brazos abiertos es en el industrial.

“Algo que hemos podido identificar es que hay empresas que trabajan con máquinas que trajeron de China o Francia, que son descontinuadas por el fabricante, pero el ecuatoriano no tiene para estar comprando el último modelo a cada rato, entonces la impresión 3D nos ha permitido ayudarles a renovar equipos que en líneas de producción estaban, entre comillas, obsoletas”, cuenta.

Además de estas necesidades industriales, joyeros, diseñadores y hasta instituciones militares que solicitan medallas o bastones de mando personalizados son parte de los clientes que Carlos tiene en Taiced3D.

Parte de las necesidades que Varela ha podido identificar en Ecuador van en línea con lo que indican estudios globales como los realizados por ProtoLabs.

La joyería de la que hablaba Carlos es diferente a la del herrero. En esta, se diseña el esqueleto de la pieza que después es ocupada para que el metal lo cubra, en un resultado que poco se diferencia del tradicional.

En paralelo, el equipo ha apostado por la formación de talento. Uno de sus colaboradores, Francisco, llegó durante la pandemia, sin una idea clara de qué rumbo tomar en su carrera. “Me compré una impresora china y eso me cambió la vida”, relata. “La misma máquina que te hace repuestos te sirve para hacer figuras coleccionables”, cuenta con entusiasmo.

Francisco considera que en su carrera (...) es necesario que el profesional sepa sobre impresión 3D, aunque reconoce que sólo él se ha dedicado netamente a esto, al menos dentro de los de su promoción.

Piezas para auto 'printed in Ecuador'

Josef Miña es un joven con un emprendimiento de diseños e impresiones 3D especializado en piezas de carros, que inicialmente tenía una oficina en Carcelén, pero después tuvo que desocuparla.

Actualmente ofrece sus servicios bajo demanda en un taller mecánico ubicado en Tumbaco. Decidió iniciarse en esto después de ver que en Estados Unidos habían lugares netamente dedicados a esta especialidad, pero bajo una producción en serie con varias máquinas.

"En el caso de los automóviles, tengo un listado de las piezas imprimibles y las que no, aunque puede variar. Hay incluso piezas plásticas que pueden ir en el motor, como las hechas en ASA o Nylon que son resistentes al calor."
Josef Miña

Este joven comenta, que en el caso de piezas de autos, es frecuente encontrar repositorios en línea con los modelos de las piezas que se desean imprimir, como los tapacubos, y de ahí se pueden modificar a las necesidades reales del carro en el que se pondrá el producto.

La 'materia prima' de las impresiones 3D, o fabricaciones digitales, son filamentos envueltos en carretes y cuyo valor está determinado por el peso, no por metro.

De momento, Miña debe comprar estos carretes en distribuidoras nacionales que los importan desde países como China.

"Material nacional no hay, pero sé, por que me contactaron, que hay unos chicos en Colombia que ya están fabricando filamentos"

Uno de los aspectos que reconoce este joven es que en Ecuador hay ciertos "vacíos legales" que permiten que se puedan imprimir partes prácticamente sin control en cuanto a la propiedad intelectual.

La ventaja, de todas formas, es que con este tipo de tecnología se puede ofrecer piezas que en el mercado nacional no se ofrecen, según comenta.

Tela para crecer en Ecuador

A diferencia de las fábricas tradicionales, que requieren de un área grande para ubicar los equipos, en el caso de los laboratorios de impresión 3D el espacio no es sumamente grande. Una habitación de unos 60m2 puede servir, siempre y cuando se la mantenga libre de polvo, sin variación de calor, luz directa del sol ni humedad.

Ya sea como en el caso de Varela o de Miña, emprendimientos medianos o pequeños han sabido ganarse un espacio en esta industria, sobre todo al momento de identificar nichos y educar a los usuarios, para que se comprendan los beneficios y límites de tecnologías como estas.

Ambos consideran que todavía hay camino por recorrer por parte de las empresas que fomentan su uso, en el conocimiento de los clientes, y la exposición de esta tecnología, que en otras economías ocurre en los colegios.

El crecimiento que esta tecnología tiene y tendrá en América Latina el mundo no es menor, y de saber cómo utilizarse, Ecuador podría ingresar a un mercado de bastante valor.